El último, y reincidente, en apuntarse a la lista ha sido George Michael. El británico fue
pillado hace unos días en un baño público en Hampstead, al norte de Londres, con crack, cocaína y marihuana, según la prensa
inglesa. "Voy a enderezarme", aseguraba el cantante este fin de semana en un comunicado.
Ha recibido una amonestación por ello. Pero lo de 2006 fue peor, fue su año negro con tres
incidentes similares, y dos de ellos le dejaron inconsciente al volante. Atrás quedaba otro arresto, el de 1998, por el cargo
de "actos lascivos", un duro golpe que luego aprovecharía para uno de sus videoclips
A día de hoy, el argentino Charly García continúa ingresado en un psiquiátrico por haber causado
destrozos en un hotel en junio bajo la influencia de varias "sustancias". Natalie Cole, hija de Nat King Cole, acaba de tener
una recaída de su hepatitis C, producto de sus adicciones de hace 30 años.
A los rockeros Keith Richards e Iggy Pop, por otro lado, les da por trepar por árboles o altavoces
en plena euforia. El primero llegó a decir en 2007 a la revista NME que esnifó las cenizas de su padre. Otro rolling stone,
Ron Wood, abandonó a principio de mes su rehabilitación de drogas, alcohol y sexo.
Otra que entra y sale del hospital es la joven reina del soul Amy Winehouse. Según vienen diciendo
varios expertos que la han tratado, su situación es crítica, y sólo tiene 25 años. A ella, como le pasó a la modelo Kate Moss,
hasta se le ha visto consumir estupefacientes en riguroso directo.
Por último, Andrés Calamaro se declaraba también limpio esta semana: "Mis drogas son las proteínas",
explicó. Otros no han tenido tanta suerte, como Richard Wright, de Pink Floyd, aunque lo suyo era el tabaco, que le ha quitado
la vida con un cáncer de pulmón. Aunque eso ya es otra historia.